No sólo fue la brisa del atardecer, ni el sonido del tren interrumpiendo la quietud de un pueblo que escribe su historia entre rieles lo que cautivó mis "sentidos", si no también el sabor de las miradas y sonrisas de quienes dan vida a sus calles. Caminando junto a mi familia, con la clásica calma que invade al granerino que vuelve periódicamente a visitar a sus seres queridos, pude ver a jóvenes-niños, niñas-madres, abuelos-niños y jóvenes-abuelas, es decir, vi al pueblo de Graneros tejer destinos entre generaciones, vi a Graneros querer revivir para no ser olvidado, más bien, vi a Graneros queriendo trascender.
Ahora bien, de todo lo vivido en esos días, quise cuestionarme, y así dar sentido (social) a este escrito y con ello también a mi visita, ya que estimo pertinente hacer un esfuerzo reflexivo y a su vez abrir el debate al respecto.
¿Qué hará a Graneros trascender? , ¿Qué hará a Graneros reconocerse a sí mismo y descubrir su identidad? , ¿Qué hará a los granerinos ser actores de su propia his toria y lograr desarrollar su sentido de pertenencia?En un primer momento, y como antecedente antes de presentar mi posición al respecto, es adecuado señalar que nuestra comuna cuenta con elementos culturales identitarios que dan cuenta, por un lado, del fluido despliegue de tradiciones propias del campo chileno y por otro, de su desarrollo territorial urbano-industrial. Es decir, Graneros ha visto pasar sus días en un constante diálogo entre elementos sociales tradicionales, a partir de su antigua condición de "Fundo", y los elementos sociales modernos, asociados al desarrollo de un centro urbano que creció en función de la actividad fabril ejecutada por la ahora Nestlé-Chile.
Históricamente, dicha identidad ha configurado una estructura socialmente reforzada a partir de la presencia de figuras como la del Patrón del fundo, el Alcalde, el Sacerdote del pueblo, la Doctora, el Gerente de la Nestlé, el Agente del Banco y el Jefe Scout. Pasando también por la figura del profesor, el practicante, el ministro del predio, la meica y el compositor de huesos, el presidente de la Junta de Vecinos, el secretario y el inspector municipal, el contratista agrícola, el farmacéutico, el jefe de Estación y el guarda cruces. Sin olvidar, por cierto, la figura de los y las temporeras, la de las y los pobladores y allegados, como también la del fabricano transitorio, el panadero, quienes entre otros, sustentan y validan el “prestigio” y “poder” del que gozan los primeros.
De este modo, y considerando el esquema anterior, deseo acercarme a una suerte de respuesta a los cuestionamientos anteriores e invitar con esto al dialogar en torno a la problemática.
Al respecto creo que Graneros podrá trascender, es decir, proyectar su existencia más allá de las generaciones que hoy la sustentan, si su gente logra dar una mirada hacia su historia, echa mano a nuestros recuerdos recientes, observa y reflexiona acerca de nuestro presente, imagina un futuro y proyecta nuestra comuna considerando el aporte que cada granerino puede realizar. Es decir, a partir de la participación social. Por lo tanto, la primera pregunta que debemos hacernos es: ¿Qué queremos para Graneros?
Para lograr tal objetivo, se requiere en primera instancia, agregar a la dinámica comunal el hábito de conjugar y congregar la sabiduría adquirida a través de nuestra historia, con el conocimiento y la vitalidad que caracteriza a nuestras nuevas generaciones. Es decir, permitir a los granerinos consagrar su identidad a partir de la experiencia, -especialmente la adquirida por nuestras abuelas y abuelos-, el conocimiento de una importante generación de jóvenes profesionales y técnico, junto también a nuestros niños, niñas y adolescentes, generaciones que unidas se transforman en el recurso, el insumo, en la materia prima requerida para dar luz a un proyecto comunal participativo.
Tal proceso debe ir de la mano con la proliferación de canales de comunicación que transmitan las ideas y experiencias de los y las granerinas, canales que proyecten sus percepciones, valoraciones y disposiciones, asumiendo estos un rol socio-educativo, que integre, a partir del reconocimiento de la diversidad amparada en quienes habitan y cohabitan la comuna, en la creación de un “Plan de Desarrollo Comunal Participativo” producto de un diálogo multigeneracional informado, dando de este modo la proyección que nustra comuna requiere, ya hoy al no existir dicho documento, o de existir , no ha cumplido su rol orientador, ni ha sido, en casi 18 años de nueva vida democrática, siquiera socializado, ni mucho menos actualzado por las pasadas y actuales autoridades locales.
En un segundo momento, creo que gracias a este re-conocimiento de las generaciones que dieron, dan y darán vida a Graneros, además del diálogo fertil y reflexivo de sus habitante, es dable proyectar una nueva imagen de nuestro pueblo, una imagen que re-cree nuestra idiosincrasia, es decir, vuelva a dar vida a la "Identidad Granerina", entregue elementos que al ser ligados convoquen al trabajo comunitario por y para la comuna, en un clima de cohesión, inclusión y sentido de pertenencia.
Finalmente, este “Plan de Desarrollo Comunal Participativo” debiera ejecutarse a partir de una plataforma política que dé énfasis en la generación de este plan por sobre los “intereses partidarios”. Es decir, un plan que convoque y considere, tanto en su diseño como en su ejecución, a las instituciones, empresas y organizaciones sociales comprometidas con el desarrollo integral de la comuna.
Esta es sólo una visión de la realdad social granerina, complementarla a partir de la crítica es la función de este espacio.
Jorge González Farías
Sociólogo Granerino.
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